Haven es inmortal y no parece muy dispuesta a actuar con discreción. Por eso, mientras Ever intenta ayudarla a actuar como una persona normal, ella cada vez se acerca más a Roman, la peor pesadilla de Ever. Por otro lado, Roman aún tiene cierto poder sobre Damen, cosa que no le gusta nada a Ever e intenta, con todas sus fuerzas, romper ese vínculo. Sin embargo, las cosas no salen como esperaba y acaba atándose a él. Cuando las cosas ya no podían ser peores, Ever se siente atraída hacia Roman y no sabe qué hacer para evitarlo. Por eso, acaba pidiéndole ayuda a la última persona que espera que pueda ayudarla a arreglar todo el embrollo.
Ever consiguió salvarle la vida a Haven, pero el precio ha sido bastante grande: ahora ella es una inmortal más y no parece que tenga ganas de esconder sus dones. Además, cuando descubre que Roman también es inmortal (y encima no se esconde como hacen Ever y Damen) bueno... la cosa se complica. De repente Ever se encuentra con que su amiga, esa a la que intenta proteger, está saliendo con el chico que le está haciendo la vida imposible: Roman. De verdad no esperaba que Haven fuese tan vanidosa y tan partidaria de gritar a los cuatro vientos sus nuevas habilidades.
Mientras tanto, Ever intenta desvincular a Roman de Damen utilizando magia negra. Y como era de esperar porque la magia negra nunca trae nada bueno... se acaba vinculando a él. Además empieza a ver fantasmas donde no los hay, pues piensa que Jude trabaja para Roman y para intentar demostrarlo acaba enviándolo al hospital. Pero la cosa se queda en nada cuando, después de dejarle con los dos brazos escayolados, decide que es alguien en con quien poder confiar. Por eso, aunque las gemelas no han dejado de aconsejarla y Damen podría ayudarla, ella decide dejarlos de lado y contarle toda la verdad a Jude para intentar desvincularse de Roman (lo que provoca que Damen se empiece a poner celoso).
Sinceramente, si alguien provoca que te escayolen ambos brazos te cuenta una historia sobre vidas pasadas en las que parece que acabáis siempre juntos... yo la tomaría por loca, no me la creería y la ayudaría con los ojos cerrados. Pero Jude no es así. Total, que al final, Ever consigue ganarse de nuevo la confianza de Jude y, con ello, su ayuda. Y cómo no... le sale otra vez el tiro por la culata porque aunque Roman y Haven están juntos, él solo quiere volver a ver a Drina. Por eso, le propone a Ever darle el antídoto (¿de verdad vamos a confiar en él otra vez con este tema?) a cambio de que le enseñe dónde está Drina. Y cuando ella acepta y ya tiene la oportunidad de arreglarlo todo... va Jude, toca el chakra débil de Roman y lo envía a Shadowland junto con la receta del antídoto. De lujo.
Pero bueno, por lo menos ya hemos perdido de vista a Roman, que es un personaje que, de verdad... desde que apareció hace dos libros la cosa se me empezó a hacer cuesta arriba. Todo el rato la trama giraba entorno a un antídoto que siempre le ofrecía a Ever y nunca le daba, hiciese lo que hiciese. En fin... Lo que sí que me ha gustado ha sido que Ava resulte ser una "reencarnación" de la tía de las gemelas, por lo menos ellas tendrán un poco de felicidad al recuperar a su familia, ya que lo de Ever y Damen pinta mal (y con Jude de por medio...). Ya veremos qué pasa.
VALORACIÓN: ⭐⭐⭐⭐
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